A veces paro
A veces paro.
En seco.
Porque no puedo más o, si hay
suerte, porque temo no poder más.
Y reviso.
Me reviso.
Mi actitud, mis hechos, mis
palabras, mi trayectoria personal, profesional y aficionada. Incluso mis
infiltraciones.
Y ordeno.
Me ordeno.
Mi vida, mi casa, mis documentos,
mis trabajos curriculares y extracurriculares.
Y me hundo.
Me retiro del mundanal ruido
externo y me regodeo en el interno.
Y me levanto.
Más deprisa o más despacio, pero
me levanto.
Y vuelvo.
A mi vida, mi casa, mis
documentos, mi trayectoria personal, profesional y aficionada.
¿Y sabes qué?
Me gusto.
Estoy orgullosa de mis hijos, de
mi pareja y de mí.
Y me gusta mi cuenta de tuiter.
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