Carta de amor
Imagen del periódico La Vanguardia |
Imagen de Paul Melki vía Unsplash |
Los martes, el día que desde hace
ya ni recuerdo cuánto dedica a la limpieza, puede pasarse horas acariciando
esas cubiertas, las lustra con un paño especial que las deja brillantes. Un
paño que, dicho sea de paso, no había visto hasta hace aproximadamente un mes.
Intuyo que lo adquirió para dedicar más tiempo a esos libros nuevos que con
tanto mimo atiende.
Parece que su vida es la misma. La misma… pero sin mí.
Añoro aquel tiempo en que me miraba, ¡y cómo me miraba! Sus ojos devorándome, embelesados en mí, y yo en ella.
Extraño el tacto de sus manos
sobre mí, pero qué te voy a contar que no sepas, viejo compañero, si tú ya
pasaste por esto.
Un libro no es nada sin nadie que
lo lea.
Firmado,
Tu vecino de Lomo Verde
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